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LA OZONOTERAPIA

Cuando hablamos del oxígeno, siempre pensamos que es el elemento que respiramos y que sin él no hay vida. Pero no todos conocemos que cuando inspiramos el aire, solo un 21% de ese aire, es realmente el oxígeno atmosférico y lo inhalamos en su forma molecular, es decir, O2.

Otro gas que además del O2, también lo podemos encontrar en el aire es, su forma triatómica (con tres átomos) de oxígeno, el O3 y que seguro que os suena más por su otro nombre: el ozono.

Desde su descubrimiento, el ozono ha sido considerado como una sustancia muy oxidante, que le confiere un elevado poder germicida, ideal para eliminar virus, bacterias, hongos y parásitos, permitiendo su empleo desde sus inicios, en la desinfección de las aguas.

La búsqueda de nuevos métodos terapéuticos en el campo de la medicina es un proceso constante y en ella se han empleado y emplean ampliamente hasta hoy, métodos terapéuticos que no emplean medicamentos para la curación de las múltiples afecciones que padece el hombre.

Pues bien, la ozonoterapia, consiste en la aplicación de una mezcla de oxígeno (O2) y de ozono (O3) que una vez introducida en el organismo tiene como principal objetivo, el de mantener un buen estado físico y evitar el deterioro ocasionado por enfermedades crónicas. El ozono médico, provoca una serie de reacciones bioquímicas y enzimáticas en el organismo, activando el sistema de defensas antioxidante (efecto paradójico del ozono médico)

Las aplicaciones del ozono con fines médicos u ozonoterapia, nos ofrecen la rehabilitación funcional del organismo, incrementando su energía, previniendo el desgaste orgánico, el envejecimiento prematuro y acrecentando la longevidad.

Se trata de una terapia conservadora y respetuosa con el organismo humano, aplicable en muchas enfermedades en que no se encuentran respuesta adecuadas en los tratamientos convencionales.

Por todo ello, el uso médico del ozono lo podemos subdividir en cuatro áreas primordiales:

  1. Aplicaciones generales en infecciones, agudas o crónicas, virales, bacterianas o micóticas, por ejemplo: Infecciones dermatológicas, heridas sépticas, herpes, osteomielitis, sida e infecciones renales y respiratorias.

  2. Empleo en las enfermedades caracterizadas por una hipoxia o falta de oxígeno en la sangre, células y tejidos de organismo, como son: Las afecciones cardiacas, aterosclerosis, úlceras rebeldes, venas varicosas y tromboflebitis.

  3. En padecimientos adquiridos o degenerativos, entre las que destacamos: La artrosis ósea, espondilitis anquilosantes, hernias discales, obesidad y alergias.

  4. En trastornos estéticos como: La celulitis, arañas vasculares o las micovárices.

   

Es meritorio destacar que la terapia con ozono tiene muy pocas contraindicaciones entre ellas, podemos mencionar:

  1. El favismo.

  2. Hipertiroidismo.

  3. Trombocitopenia.

  4. Infarto del miocardio reciente.

  5. Status convulsivos.

  6. Cuadros hemorrágicos.

Además, que su utilización es compatible con la utilización de otros tratamientos y fármacos con fines terapéuticos. Incluso en la actualidad sus avances terapéuticos se diferencian sensacionalmente de la época de los años 1980, cuando el embarazo se consideraba una de las contraindicaciones para la utilización del ozono y su aplicación en la esfera ginecológica.

 

La experiencia acumulada, el carácter unificador y la simplicidad de los procedimientos, así  como la existencia de modernos generadores de ozono médico,  permiten emplear con éxito la ozonoterapia en la práctica diaria de obstetricia y ginecología.   

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